Eva Machado Hernández

El lienzo de la vida.

A cualquiera que hubiera estado en el gobierno, le habrían criticado como respondía a esta crisis sanitaria. Si hubiera salido la extrema derecha o izquierda, o cualquier partido situado en las colas de la campana de gauss, el centro y su opuesto pensaría que es una locura plantear una vida con esos ideales.  Bien, como esto es así, no se si se dan cuenta de la imposibilidad de construir ningún tipo de sociedad coherente. ¿Hasta cuando vamos a seguir teniendo una mentalidad tan infantil en lo humano y tan cavernícola en lo moral? ¿Cuánto tiempo podremos sostener un desarrollo desmesurado de las tecnologías y lo propio de las funciones del cerebro izquierdo/ masculino de conquistar, defender, acumular?  Se hace casi imposible reclamarle a nadie o siquiera confiar en que nadie pueda representar la defensa de nuestros derechos y la construcción de nuestras leyes bajo este enfrentamiento dualista tan continuo, entre lo que yo creo que deben de ser las cosas y como llevo cuando no son como yo quiero, y lo que tú crees y cómo reaccionas cuando no son como tú quieres.

Seguimos dejándonos llevar por nuestra identificación exclusiva con nuestro rol social y en concreto su identidad política, y se nos olvida lo que es reflexionar con el cerebro entero, ¿qué pasó con el otro lado? Y no estoy refiriéndome ahora a irse al extremo feminista y lado derecho, todo corazón y rosa humanitario… solo me pregunto ¿en qué momento me deje robar de la capacidad de pensar estando integrada y no dividida por tantos miedos? ¿Se pueden comunicar los hemisferios? ¿Sabremos imaginar un mundo que guíe la estructura de lo que estamos por crear que acoja a los polos y todo lo que cae en medio? Es que si seguimos pensando de un lado inconscientemente deseamos muerte al otro lado y así solo logramos muerte para nosotros porque la vida lo incluye todo, lo que nos gusta y lo que no, sin lo uno no hay lo otro, sin el que nos opone, el que no está de acuerdo, el que quiere otra cosa no se habría aprendido a ser como se es. ¿Pero cuánto es opuesto y cuanto es la misma cosa en grados diferentes? ¿Hay que odiarse tanto por pensar diferente? ¿En qué aspecto esencial de tu ser realmente te afecta o amenaza la diversidad de ideología a la que te enfrentas?. 

En mi humilde opinión creo que es una cuestión de conciencia. Conciencia para sentir el cuerpo, dejar de huir del grito interno dee la heridas del pasado… cuando nos paran ya no podemos seguir huyendo de las sombras, y si no las procesamos seguiremos proyectándolas en enemigos que no son reales (algunos lo son, para mí los peores el desaliento, el juicio destructivo en lugar de constructivo, la exclusión mediante la infrahumanizacion, la ceguera selectiva, el amoldamiento de los hechos a los intereses, la presunción de propiedad sobre la tierra y sus criaturas, etc..). 

Personas que desean hacer el mal hay en todos lados, pero personas que queriendo hacer el bien como premisa prefieran dejar sus estrecheces de mira individualizada y se decidan a construir su pedazo del cuadro teniendo en cuenta las piezas del otro y tratar de que el conjunto sea hermoso para todos, hay muy pocas. Yo quiero pintar algo bonito con todos, dejemos de estropear el lienzo al otro por nuestro miedo a abrirnos más allá de nuestra pequeñez. ¿Es que no sabías que contenemos galaxias en el cerebro y mares y ríos en el cuerpo?. 

Eva Machado Hernández. Junio 2020. España.

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