Julio César Bello Mérida
CRONOLOGÍA DE UN CITADINO MARGINADO EN TIEMPOS NEOLIBERALES
Este escrito fué mandado a las autoridades del Gobierno del entonces Distrito Federal, hoy Ciudad de México, ante la situación de desempleo y desesperación que viví durante esos años, esperaba que las autoridades me hubiesen dado alguna opción de empleo o ayuda para que mi familia no muriera de hambre, la cual jamás recibí, una situación que seguramente todavía viven millones de mexicanos y mexicanas en todo el país.
PRIMERA PARTE
Distrito Federal, México, Marzo de 2016.
Todos los días, hombres y mujeres de esta ciudad salimos muy temprano a buscar el sustento económico para nuestras familias. La mayoría de la fuerza productiva que trabaja en esta capital tiende a realizar dobles y triples esfuerzos. Para comenzar, los que resistimos desde la periferia (hogares-dormitorios, pues sólo llegamos a dormir), tenemos que levantarnos en la madrugada para no llegar tarde; medio pestañar en el autobús y aguantar entre dos y dos horas y media para llegar al centro de trabajo no tan anhelado, pues ahí hay que estar más de 10 horas para ganar no más de salario y medio, es decir, obtener por la venta de nuestra fuerza de trabajo lo mínimo indispensable para no morirse de hambre. Ni qué pensar en estar bien alimentados, esa palabra ya no existe en nuestros hogares. Pensamos entonces, que la desnutrición y obesidad que padecemos traerá graves consecuencias para nuestras familias a mediano plazo.
El regreso a nuestros hogares-dormitorios se vuelve cada vez más caótico. Ya casi somos nueve millones los que habitamos esta Ciudad, sin contar a los millones que entran y salen todos los días. El transporte público y privado no se da a vasto, en el metro, metrobús, tren ligero y demás, ya no cabemos. En las calles y avenidas el tráfico asfixia la tranquilidad y el respeto civilizatorio. El cansancio de la jornada de trabajo, las constantes protestas sociales exigiendo seguramente algún derecho constitucional, aunado a las frustradas políticas públicas en materia económica, laboral, de salud, educación, vivienda, comunicaciones y demás, complican el retorno de casi tres horas de camino y pudren la vida de millones de mexicanas y mexicanos. No cabe hablar de convivencia familiar, despertamos y los niños están en cama, llegamos y ya están dormidos.
Y mientras trascurre un día más, caminan por nuestra ciudad miles de desempleados, compatriotas que han perdido toda esperanza de estabilidad económica, laboral, familiar y psicológica. Muchos empleos falsos, otros reales pero con sueldo por comisión, la mayoría de ellos son de servicios (vendedor, atención a clientes, meseros, etc.), trabajos sobreexplotados y mal pagados. La división del trabajo permitió no sólo la explotación en la producción, sino también en la circulación de mercancías.
Y así llega la noche, y otra más… y otro año. El tiempo nos come, la vida se pasa, nos individualizamos, nos volvemos indiferentes del dolor, la desesperación y del hambre, nuestra memoria colectiva se apaga, nos aislamos, los cambios llegan pero en detrimento de todos. ¿Es correcto el rumbo que llevamos?
Nuestra Ciudad pintó un futuro exitoso y placentero años atrás para toda su gente, pues en ésta parte del territorio nacional ocurría la mayor concentración humana, industrial, comercial y financiera más importante del país. ¿Qué nos pasó?
El que suscribe estas líneas, un ciudadano oriundo de Milpa Alta, que ha vuelto a formar parte del ejército de desempleados en esta capital, tiene un par de interrogantes. Un ciudadano que ha buscado el autoempleo unos meses atrás, pero que los recientes desastres climatológicos le ha impedido volver al mismo, pues su infraestructura ha sido dañada por completo. Pero además, un citadino que hace un año tuvo que emigrar a otro estado (Oaxaca), para buscar mejores condiciones laborales y no lo logró, pues una “Reforma Educativa” lo vino a desplazar al desempleo el 26 de Julio del 2015, dejándolo en completo abandono y sin esperanza.
Ante tal amargura y buscando un diálogo con las autoridades responsables de llevar el futuro de este país, pronuncio mi preocupación por el destino de la Ciudad y por ende, por el mío y el de mi familia como citadinos marginados:
- EJERCICIO DEL DERECHO DE PETICIÓN (Art. 8. Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos) Capítulo 1.- De los Derechos Humanos y sus garantías.
Ante el dilema que me encuentro, sin oportunidad alguna de encontrar un trabajo real y excluido de todo programa social de gobierno local y federal, me permito hacer la siguiente PETICIÓN. REINSTALACIÓN A LA SECRETARÍA DE EDUCACIÓN DE LA CIUDAD DE MÉXICO, dependencia de gobierno DONDE ME DESEMPEÑÉ COMO LÍDER COORDINADOR DE PROYECTOS DE DICIEMBRE DE 2008 A NOVIEMBRE DEL 2011, tal salida fue justificada como recorte de personal.
Estoy preocupado porque como padre de familia de 4 hijos y sin un empleo real, veo difícil salir adelante sin la ayuda de ustedes. Mi única intensión es ser atendido, y deseo de corazón que pronto superemos nuestras contradicciones como sociedad humana.
Soy un mexicano que cree que la desigualdad social desaparecerá, cuando decidamos juntos ciudadanos y gobierno construir un futuro exitoso para tod@s. Los habitantes de esta brillante ciudad nos hemos esforzado por dar lo mejor de nosotros. Nuestra historia habla por nosotros. No por nada se viven los momentos más trascendentales aquí. Aquí se toman las decisiones que mueven a nuestro México. Somos un referente al construir los gobiernos más progresistas sobre el resto del territorio nacional y ejemplo de unidad y solidaridad colectiva.
ATENTAMENTE
Un ciudadano desempleado y marginado por el Estado Mexicano
Continuará…
La respuesta que tuve por parte de las autoridades fué una recriminación de índole legal por haberme atrevido a demandar lo que la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos me amparaba en mis derechos como ciudadano, el principal, el derecho a la vida. Me mandaron una justificación legaloide quizás para intimidarme o confundirme, alegando que mi escrito era solo ¨mi perspectiva de la vida cotidiana¨ y que era un caso individual, personal. Les envié como respuesta lo que a continuación escribo.
PRONUNCIAMIENTO DE UN CITADINO MARGINADO POR EL ESTADO MEXICANO
HISTORIA DE UN PUEBLO MARGINADO
SEGUNDA PARTE
“Entre la estructura económica y el Estado con su legislación y su coerción está la sociedad civil, y ésta debe ser radicalmente transformada en concreto y no sólo sobre el papel de la ley y de los libros de los científicos; el Estado es el instrumento para adecuar la sociedad civil a la estructura económica, pero es preciso que el Estado «quiera» hacerlo, esto es, que quienes guíen al Estado sean los representantes del cambio producido en la estructura económica.” Antonio Gramsci
Ciudad de México a 27 de Abril del 2016
Asunto: LIBERTAD DE EXPRESIÓN ART. 7/
DERECHO A LA MANIFESTACIÓN DE LAS IDEAS,
DERECHO DE REPLICA ART.6
AL GOBIERNO DE LA CD.MX/
SECRETARIA DE EDUCACIÓN DE LA CD.MX
Doc. Miguel Ángel Mancera Espinosa
C. Jefe de Gobierno de la Ciudad de México
Lic. Luis Raúl González Pérez
Presidente de la Comisión Nacional de los
Derechos Humanos
A los medios de comunicación
AL PUEBLO DE MÉXICO:
Herman@s mexican@s:
La historia de nuestro pueblo está hecha de hombres y mujeres que se atrevieron a buscar mejores condiciones de vida. Al revisarla, nos damos cuenta de la inmensidad de adversidades que padecieron para poder transformar su realidad y dejarnos el México que hoy tenemos. Reconozcamos nuestra historia:
La invasión violenta de los españoles en 1521 no solo finalizaba el proceso histórico natural de nuestro pueblo, imponía una nueva relación económico-social e implantaba una cosmovisión religiosa que sepultaba una identidad pluricultural. El hartazgo y la rivalidad interna facilitaron a los europeos la expoliación de todo el continente americano. Nuestras familias antiguas se enfrentaban al caos; no sólo les arrebataban las tierras, también las vidas. Familias enteras optaron por el suicidio colectivo, l@s de mayor preparación de ataque o aquellos decididos a morir en combate decidieron enfrentar el peligro. Fueron vencidos. La muerte se los llevó, las enfermedades se quedaron, surgieron las epidemias, el sometimiento continuó para aquellos que vivieron. Comenzó el destierro, el hambre, el despojo, la desigualdad. La corona española obtuvo una eventual estabilidad de gobierno, ya que el saqueo les permitió pagar sus irrespirables deudas, además de facilitarles nuevos acuerdos comerciales y políticos en todo el viejo continente. En gran medida el desarrollo de las grandes potencias fue gracias al deterioro de nuestros pueblos Latinoamericanos.
Y así llegó el virrey y sus cómplices, frailes y sus dioses, comenzaba el proceso de evangelización por todo el continente. El idioma se instauró. En algunos pueblos no les costó someter a la gente, pero en otros, hubo resistencia. Entonces la intimidación salió a relucir, tiraron centros de culto para construir encima de ellos edificaciones religiosas que hasta el día hoy funcionan. Las deidades que se honraban también fueron reemplazadas por las suyas. El cerro del Tepeyac es muestra elocuente de ello.
Sin más formalizaron la división de clases y con ello la lucha de clases.
Los “representantes” de la corona española abrigados por su ejército, mantenían esta separación de clases (Castas dice la historia oficial). Surgió el mestizaje. Los derechos civiles fueron otorgados para una cúpula de privilegiados. La mayoría de la clase trabajadora no tenía derecho alguno. Llegó gente de todo el mundo. Hizo falta más fuerza de trabajo y trajeron más esclavos. Los recursos naturales fueron saqueados inhumanamente. Generaciones enteras sucumbieron ante la opresión. Tres siglos de tantas brutalidades germinaban en pequeñas revueltas espontaneas que eran reprimidas y abatidas rápidamente.
El nuevo modelo económico y los cambios políticos que transcendían en Europa manifestaban el hundimiento del poderío Español. Las relaciones sociales, de comercio, de trabajo, culturales, se transformaban por todo el mundo.
“Normalmente, cuando las personas están tristes no hacen nada. Sólo lloran sobre su condición. Pero cuando están enfadados, provocan el cambio.” Malcolm X.
Tres largos siglos tuvieron que pasar para organizar la primera insurrección armada que nos abriría paso a la independencia y soberanía nacional frente a la caduca corona española. En 1810 se llamó al levantamiento armado. Estaban en juego los principios elementales de un Estado-Nación. La independencia la constituían las masas, el pueblo en su conjunto. Los dirigentes de la insurrección armada representaron la voz de diversos sectores sociales. A los privilegiados les aterraba el caos, no encontraban los medios para parar lo inevitable, pues sus intereses se desmoronaban. La iglesia buscaba alguna salida política para negociar infinidad de privilegios, mientras tanto, las potencias mundiales observaban dicho acontecimiento y actuaban para buscar algún beneficio. En medio de las balas se moldeaban ideas liberales y conservadoras. Todas con un enfoque europeo. Discutían las mejores formas de gobierno y, plasmaban en los “Sentimientos de la Nación” el ideario de la primera constitución política para nuestro país. Fueron acribillados los que hablaban de los derechos para tod@s. Bastaron 11 años para instaurar una nueva forma de gobierno, ahora independiente del yugo español. A la par, tienden a abrir algunas medidas sociales, no en balde, pues la gente lo exigía. En el discurso concedían la desaparición de la esclavitud, del tributo, y pronunciaban garantías individuales, así como la repartición de tierras. Sin embargo, lo que tanto se temía pasó. La Constitución de 1857 reflejaba los intereses de un grupo que se había favorecido de la revuelta social de 1810. Ante el pretexto de una bancarrota por la guerra independiente, este grupo representado por hacendados, militares, doctores y gente cobarde, deciden mantener privilegios económicos disfrazados de recaudaciones fiscales. Coexistieron los engaños y la explotación en las haciendas se agudizó ferozmente. Y aunque años antes ya se había promulgado la separación de la iglesia y el Estado, los acuerdos con la iglesia eran conocidos por todos.
Las intervenciones Internacionales demostraban la rivalidad interna de los grupos y el favoritismo aberrante con las potencias mundiales. Europa y Norteamérica imposibilitaban la dichosa Independencia. A tal grado que nos robaron más de la mitad del territorio “Independiente”. La emancipación de las colonias europeas se vislumbraba por todo el continente. La realidad superaba una y otra vez el sentido de la Carta Magna. La gente vivía en la desgracia. Se hizo costumbre heredar deudas. Estas nunca se lograban pagar, era el gancho perfecto para la violación de las garantías individuales y la forma desvergonzada para la explotación. No pasó mucho tiempo para despertar nuevamente al León.
“Llegará el día en que los esclavos se levanten como un solo hombre reclamando sus derechos pisoteados por los poderosos. Hermanos: llegará el momento de despertar al campo, de pedir cuentas a los que siempre nos las han exigido, llegará el día de imponer deberes a quienes solo han querido tener derechos”. Julio López Chávez.
Los acuerdos económicos, comerciales, de infraestructura, se realizaban desde la élite de gobierno. Los norteamericanos seguían insatisfechos, no les basto robarse más de la mitad del territorio mexicano, seguían en expansión, así que optaron por “comprar” miles de hectáreas por todo el territorio nacional. Aún así, teníamos presencia Europea. Ellos también tenían planes con nosotros. Les quedaba claro que nuestros pueblos daban para más. También la riqueza natural daba para más. Nuestro gobierno y sus leyes favorecían a los ricos. Las arbitrariedades eran pan de cada día. Las tiendas de raya eran una pesadilla para miles de trabajadores. No solo obligaban al campesino a comprar los productos de primera necesidad, los precios eran exacerbados, y generaban endeudamiento que la muerte no perdonaba, pues ésta se traspasaba a la siguiente generación. Durante la primera mitad del siglo XIX, padecimos un terrible estancamiento económico.
La aglomeración de gente se daba en las ciudades. Se construían enormes palacios, réplicas europeas que aparentaran modernidad. También se abrían nuevos caminos para transitar, se invertía en obras públicas y comunicaciones, hubo un desarrollo en el sistema financiero. Para 1901 la situación comenzó a empeorar. Se dejó de construir ferrocarriles y la economía se vió obligada a depender de la inversión extranjera. La oligarquía en el poder reprimía cualquier forma de protesta, inconformidad o comentario respecto a su gobierno. Eran intolerables a casi todo.
El ciclo de la historia se repite: Pronto estalla la revuelta social. En el centro de la república mexicana comienza la lucha armada, pronto se suma el sur y norte del país.
Nuestra Revolución junto con la Rusa eran las primeras del siglo XX. Vuelven a surgir intereses económicos y políticos por doquier. Dirigentes militares y políticos se matan unos a otros. El pueblo enarbola derechos sociales, exige mejores condiciones de vida, de trabajo, de salud, educación y más. Matan a los principales representantes del pueblo y toman el control los militares, aprovechan la coyuntura para parar la revuelta social. Llaman a la tregua, convocan a convenciones, plasman un nuevo pacto social. Nace la Constitución de 1917. Formalizan el nuevo gobierno. Regresan aquellos que corrieron cuando las estructuras se habían roto. Toman el control y conforman la estructura política que les permitiría gobernar por más de 70 años.
Llaman a la expropiación petrolera y ceden ciertos derechos sociales. Formalizan los sindicatos y construyen las grandes confederaciones que les permitirá controlar y manipular a la clase trabajadora del país. Pronto comienzan las inconformidades. Los derechos plasmados en la Constitución son vulnerables porque comienzan a modificarse con sus leyes ordinarias. Hasta el día de hoy nuestra Constitución ha tenido más de 500 modificaciones.
Los distintos sectores sociales comienzan a reivindicar sus propios derechos. Son ferrocarrileros, médicos y enfermeras, docentes, estudiantes, campesinos, asalariados que ven un futuro incierto. Algunos grupos vulnerables vuelven a creer en la lucha armada como el medio para terminar con la explotación. Los Gobiernos se vuelven dictadores. Comienza la cacería del gobierno. Le incomoda la crítica y la propuesta civil.
«El peor analfabeto es el analfabeto político. No oye, no habla, no participa de los acontecimientos políticos. No sabe que el costo de la vida, el precio de los frijoles, del pan, de la harina, del vestido, del zapato y de los remedios, dependen de decisiones políticas. El analfabeto político es tan burro que se enorgullece y ensancha el pecho diciendo que odia la política. No sabe que de su ignorancia política nace la prostituta, el menor abandonado y el peor de todos los bandidos que es el político corrupto, mequetrefe y lacayo de las empresas nacionales y multinacionales.» Bertolt Brecht.
Nuestra economía se hizo dependiente del mercado mundial. Los Estados de Bienestar desaparecen frente a las exigencias de las empresas trasnacionales, quienes a cambio de otorgar préstamos multimillonarios a los gobiernos, con intereses elevadísimos, exigen recortes presupuestales al sector público. Los gobiernos ceden ante las exigencias. Las grandes empresas mundiales como la OCDE, el Banco mundial, El FMI comienzan a decidir las estrategias de crecimiento y se apropian de los espacios estratégicos de las naciones. Los derechos logrados son minimizados o desaparecen por completo. La explotación tiende a modernizarse. Las leyes se ponen al servicio de los monopolios, de las empresas nacionales y multinacionales. Los antagonismos de clase se vuelven irreconciliables. Así lo marca la historia de nuestro país.
«Los jóvenes no pueden elegir libremente su profesión, porque las condiciones de nacimiento del hombre predeterminan su profesión, así como, en sentido general, su concepción del mundo.» Karl Marx.
Los encargados de describir la historia oficial continúan aferrados en seguir adiestrando al pueblo a una simple cronología de nuestra historia, minimizan la aportación de los pueblos a simples fechas, personajes y lugares, pues logran con ello que perdamos el sentido social, pero además, tratan de borrar de nuestra conciencia colectiva lo más significativo: que razonemos que la historia la hacen los pueblos, la gente común, hombres y mujeres, gente como tú, como yo. Nos adiestran para recordar y festejar a los suyos, sin embargo, hemos olvidado a los millones de mexicanos y mexicanas que han dado su vida por un país mejor.
La historia nos muestra el papel que jugamos. Por siglos hemos sido pisoteados, humillados y despojados de lo que nos pertenece. Nuestros abuelos, bisabuelos y tatarabuelos quisieron poner fin a estas arbitrariedades, anhelaban un futuro mejor para nosotros, no lo lograron. En cambio, además de ser desterrados, torturados y asesinados, la historia “oficial” los calumnia hasta nuestros días. Los hacen pasar como bandidos o herejes, aprovechan todas las herramientas a su disposición para desaparecerlos de nuestra memoria. La sofisticación también la dan en el ámbito ideológico. Han creado aparatos coercitivos y represivos que utilizan para amedrentar, torturar, desaparecer, encarcelar o asesinar. Nuevamente somos esclavos dejados a merced de los poderes irresponsables del Estado. No hay voluntad política y sus arbitrariedades florecen cada día. Ustedes se han convertido en el árbitro supremo de nuestros destinos.
La sociedad de hoy tendría que ser una sociedad de ciudadanos iguales tod@s en derechos y obligaciones, amparados y garantizados, por la Carta Magna. En vez de eso, toda garantía de libertad ha sido suprimida; toda seguridad ha desaparecido de la sociedad. Aberrante saber que en este país el ejercicio a la libertad de expresión es la profesión más peligrosa en todo el mundo. Aberrante también son los feminicidios y las desapariciones forzadas.
La sociedad ha sido convertida en un cuartel militar, gobernado por la irresponsabilidad y el desorden.
El Estado fue en realidad el comienzo de la dictadura de la clase poseedora. La propiedad privada quedo así convertida en la institución fundamental del Estado.
Mi “perspectiva de la vida cotidiana“(oficio SEDU/DEAJ/SCAJ/059/2016 con fecha 11 de Abril del año en curso), no es otra cosa que las cuestiones relativas a dicha propiedad privada. La sociedad queda pues desligada de todo vínculo colectivo, lo reducen a su elemento primordial, el individuo- ciudadano. Y lo reducen a un asunto “personal” para disolver un asunto mayor, reconocer que es un problema social. ¿Cuál es la certeza del artículo 25 constitucional, cuando no garantizan el desarrollo nacional integral y sustentable?, cuando no fomentan el crecimiento económico y del empleo, ¿Que certeza dan cuando no hay una justa distribución del ingreso y la riqueza?
Entiendo que no hay precepto alguno que establezca la obligación de dar una explicación de todo esto, pero tendría que haberla, porque en los hechos si hay un perjuicio moral, económico, psicológico y de marginación para millones de mexican@s por parte del Estado Mexicano.
ATENTAMENTE
JULIO CESAR BELLO MERIDA
CIUDADANO CONSTITUCIONAL DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS
juliocesarmerida@gmail.com; julcemer@hotmail.com