IX. Derechos Humanos y Democracia

Ulises Mérida

Cuando el doctor Walter M. Arellano interpela a nuestra razón crítica con el título de su conferencia ‘Derechos Humanos y Democracia’, nos dice que ambos conceptos se relacionan intrínsecamente y, nos brinda al mismo tiempo, un acercamiento con las ideas desarrolladas por el doctor Boaventura de Sousa Santos  acerca de lo que éste denomina los ‘espejismos’, que utiliza para evitar tener una idea equivocada de los derechos humanos.

El profesor Walter propuso desarrollar un análisis de 10 puntos: 

1.         ¿De qué se habla cuando se habla de derechos humanos?. 2. Acerca de las diferencias entres nociones de derechos humanos y otras que parecen ser afines. 3. ¿derechos humanos o derechos de la humanidad? 4. Los derechos humanos. 5. Sus garantías. 6. Critica a los principios rectores de los derechos humanos. 7. Los derechos humanos, neoliberalismo y democracia representativa. 8. Los problemas de aplicación de los derechos humanos. 9. Casos relevantes de violaciones de derechos humanos en el proceso electoral de 2018. 10. Conclusiones. 

No desarrollaremos todos los puntos, explicaremos los que nos parecen más relevantes y también solo los que dirigen nuestra atención a la pregunta que definimos desde el inicio, ¿Cuáles son los principales problemas con la visión tradicional (o “liberal”) de la democracia y que hay que hacer para renovar el ideal democrático en el mundo actual?. El profesor Arellano nos dice que la idea de ‘espejismo teleológico’ que nos propone Boaventura de Sousa se refiere a  esa perspectiva anacrónica de leer la historia de atrás para adelante . Por otro lado, ver a los derechos humanos desde la perspectiva triunfalista de superioridad ética y política que soslaya otras luchas sociales y contextos conduce a un ‘espejismo triunfalista’, ya que la noción de derechos humanos puede ser usada como un arma de intervención, colonización, dominación y opresión. Si negamos que hay contradicciones dentro de las mismas teorías, perspectivas y acciones que dan luz a los derechos humanos, se es victima del ‘espejismo del monotilismo’.

Finalmente, si consideramos que el Estado es el centro del discurso derecho-humanista sin tomar en cuenta otros factores como la economía mundial, estamos ante el ‘espejismo del antiestatismo’.  A partir de aquí, se puede decir que como concepto jurídico, los derechos humanos tienen su origen en una tradición ideológica de occidente que presume de universalismo conceptual, que formalmente van a surgir a partir de su reconocimiento por instituciones internacionales y después nacionales como derechos inherentes, irrenunciables, imprescriptibles a todos los seres humanos independientemente de su contexto(de allí su pretendida universalidad), además de considerarse también integrales, absolutos, inviolables, indisolubles, indivisibles, irreversibles, progresivos e interdependientes. Los derechos humanos asumen un concepto de dignidad humana de carácter eurocentrista, fundamentados en ideas como la libertad, igualdad y justicia.

Las garantías individuales no son derechos humanos, sino que son los medios o mecanismos idóneos para cumplir esos derechos. Sin embargo, también se puede entender que los derechos humanos son prerrogativas adquiridas por la luchas históricas de la clase trabajadora, por medio de las cuales ha resistido a las desigualdades e injusticias en búsqueda del ideal democrático que la visión de democracia liberal tradicional trata de aniquilar–a través de su  forma más sofisticada y brutalizada conocida  como hoy como neoliberalismo. Algunos derechos parecidos y explicitados a través de la historia son los llamados derechos del hombre después de la Revolución Francesa, ya en desuso por su connotación masculina opresiva y excluyente hacia la mujer. De allí una interesante propuesta conceptual del doctor Arellano que, retomando la idea en algunos discursos de Fidel Castro, propone el concepto  derechos de la humanidad, en contraposición a la de derechos humanos, al considerar estos últimos como parte de una violencia epistémica de imposición y colonialismo occidental, así, parafraseando a Boaventura de Sousa, menciona  que los derechos humanos no dan una solución emancipadora a las realidades ajenas a occidente, “se necesita una nueva arquitectura de derechos humanos basada en un nuevo fundamento y una nueva justificación”, haciendo una referencia positiva al interculturalismo epistemológico como una precondición de las relaciones balaceadas y mutuamente reforzantes entre competitividad global y legitimidad local, los dos atributos de la política contrahegemónica de los derechos humanos.

continuará…

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