Ulises Mérida
El profesor Ambrosio Velasco nos da una definición más clara sobre la relación aparente entre democracia y liberalismo así como de su relación con el republicanismo. Para tener situado el problema, el argumento explica al republicanismo en contraposición al liberalismo desde una perspectiva histórica reconstructiva y analítica conceptual. Al mencionar rápidamente algunas aportaciones que José Gaos –al dejar herencia conceptual a Luis Villoro y Leopoldo Zea– y Pablo Gonzales Casanova han dejado a la posteridad, nos afirma que la democracia liberal y la democracia republicana, o mejor dicho, que el liberalismo y el republicanismo tienen su arraigo más fuerte en el continente americano. El liberalismo en Norteamérica tuvo un auge muy fuerte y de especial importancia en el periodo de la guerra de independencia norteamericana, que es el contexto donde se abre el debate entre federalistas y antifederalistas. La concepción tradicional de la república sostenida por los antifederalistas (Jefferson y sus seguidores) coincide con los modelos de la democracia republicana, mientras que la concepción realista de la república sostenida por los federalistas ( Madison, Hamilton, Jay), corresponde con el modelo liberal de la democracia “tradicional”.
Con Ambrosio Velasco los antecedentes del republicanismo también van a ser griegos, el uso del concepto politeia, que va a referirse a la participación de los ciudadanos en la elaboración de las leyes del gobierno, se transformará después con las repúblicas romanas en una participación que terminará en una confrontación entre nobles y pueblo, entre senado y tribuno, en la representación por clases y grupos. Posteriormente, las repúblicas medievales en varias ciudades de Europa –principalmente de España e Italia– van a desembocar en dos versiones durante el Renacimiento: una variante estatal conocida como Republicanismo Florentino, el cual postula que para la resolución equitativa de los conflictos de clase – que no los niega –, debe llevarse a cabo mediante un mecanismo de instituciones representativas y deliberativas. El republicanismo Salamantino se va a desarrollar fuertemente con el desarrollo de las independencias latinoamericanas.
Por el contrario, el liberalismo trata de evitar la enunciación del conflicto en la sociedad del capitalismo industrial naciente, pues en su necesidad de implementar la homogenización de la sociedad en un todo bien concebido y estructurado que, a pesar de sus contradicciones – y de sus teóricos más relevantes como Rawsl, Hobbes o incluso Suarez– postula el uso contundente del monopolio de la fuerza cuando hay conflicto, de manera que se desaparezca al oponente por medio de la fuerza para sostener su inexistencia, o como diría un liberal inglés de la época, John Suart Mill: quienes no tienen dinero no tienen derechos.
El concepto de representación política es muy importante para el liberalismo, pues lo define como una transferencia de poder de la mayoría de las personas a una persona en particular, grupo o representante para que decida por todas y todos, propugnando por una élite que pueda discernir el interés nacional por encima de los particulares. Así, el Estado se concibe como un artefacto de poder y de coerción tan fuerte que restringe la ambición y el egoísmo individual, según los liberales. El espacio público ya no se encarna en el pueblo sino en la soberanía de los representantes y de este modo, el soberano es el poder absoluto que puede hacer que esto pase. La libertad del liberal moderno es la libertad negativa, como ausencia de poder: free-dom (libre de dominio, como libertad individual y privada) .
Contrastado con el republicanismo, el liberalismo es la concepción del Estado absolutista que se autolimita, democráticamente. El modelo liberal tiene una perspectiva empirista, procedimental e institucional que prescinde de la virtud cívica de sus ciudadanos, resalta su homogeneidad cultural en el ámbito nacional y el principio de igualdad y universalidad de sus derechos. La democracia liberal olvida regularmente que su misma existencia ha sido el resultado de esa lucha entre la libertad individual a ultranza y los procesos democráticos alcanzados por la lucha de la clase trabajadora. Es la democracia liberal la que difícilmente respira en los aires bloqueados del capitalismo actual.
El Republicanismo se eclipsó en el siglo XIX y resurgió en Inglaterra recientemente en la llamada escuela de Cambridge. Como concepto político, es reconocido principalmente por la administración del conflicto en la esfera publica principalmente en las sociedades de carácter representativo; pero a diferencia de la liberal, postula que debería de ser plena y equitativa. Surgido del consenso social, el modelo republicano se ubica en el terreno de la democracia participativa, deliberativa y radical. Promueve los debates plurales y públicos entre ciudadanos y resalta que la libertad política o libertad positiva de los ciudadanos es la que garantiza la libertad individual y privada. La representación política es un sustituto necesario de la participación directa de los ciudadanos. Promueve la idea de que el poder político no sólo se autorregula por mecanismos institucionales sino también por asambleas, referéndums, consultas, etc. Así mismo, reconoce las identidades pluriculturales y concibe al individuo como miembro de una comunidad, de una cultura que le precede y, por lo tanto, defiende el predominio de las leyes sobre el monopolio de la fuerza.
continuará…